La pintura de Alejandro Mojica es la expresión plena de lo mexicano y lo universal. Desde los inicios de los años 80 su obra empezó a figurar en el ambiente cultural y actualmente la vemos convertida en una parte especial de las manifestaciones artísticas de nuestro país. Aunque es de origen jalisciense, fincó su residencia en Culiacán donde realizó sus estudios en la Escuela de Artes y Oficios y en la de Música de la Universidad Autónoma de Sinaloa.
Ha participado en múltiples exposiciones individuales y colectivas, como en la Primera y Segunda Bienal Diego Rivera, en Guanajuato; Tres de Latinoamérica, en Perú; Primera Bienal del Caribe en República Dominicana, así como en la Feria de Arte de Chicago y en la de Artes de Bruselas.
Individualmente ha realizado muestras en diferentes ciudades de México y el extranjero. Algunas de ellas son: Los conjurados, Del miedo al culto, La jaula (Galería Praxis), Hato de Nahuales (Galería Qualli). Ha expuesto también Enjaul-arte en Lima, Rituáscara en Santo Domingo.
Premio Beca de Producción en la Primera Bienal del Noroeste y una mención honorífica en el Tercer Salón de la Plástica del Noroeste. Fue becario del Fonca en 1995.
Entre las colecciones públicas donde se encuentra su obra, están la del Museo de Arte de Sinaloa, el Museo de Arte de Querétaro y el Museo de Arte de Santo Domingo, en República Dominicana.
Se le han encomendado proyectos relevantes de obra pública como el mural Juya-annia, sobre la cultura tradicional mayo-yoreme que se puede apreciar en el aeropuerto internacional de Culiacán. En 1992 colaboró en el Mural Colectivo Quetzalcóatl, sobre los 500 años de la conquista, que se realizó en Jerico Beach, Vancouver. En 2007 realizó la escultura en metal policromado Nau-Huuépula, sobre la productividad sinaloense, un monumento de 25 metros en Desarrollo Tres Ríos, Culiacán. Por último cabe mencionar el mural La Casa de los Cobanaros, en la municipalidad de Tzaneen, Limpopo, Sudáfrica.
Es conocido como hombre probo, de gran carisma, desinteresado y respetuoso del medio ambiente y de la cultura, un hombre comprometido con su comunidad. Me complace mucho también poder presentarlo como un pintor de historias, un artista que despliega sus conocimientos sobre la tela sin temor al color, pues lo interviene.
Vale la pena dejarse conquistar por su propuesta plástica. La experiencia de mirar su obra es enriquecedora y por último mencionar que además es excelente músico guitarrista.